La primera vez

Yo siempre he pensado que tenía un cierto pudor, o vergüenza, o sentido del ridículo. Pero una cosa es el ser individual y otra el ser banda. Así que ya que como banda nos hemos declarado exhibicionistas y colgamos nuestros ensayos con cortes que bien podrían bautizarse como «aprendiendo a contar, lección primera», voy a ver si como individuo se me contagia algo de naturalidad y me animo con ese tipo de declaraciones honestas e íntimas, que le hacen a una vulnerable. Y es que el fin de semana que viene es mi primera vez. Mi primera grabación, la primera vez que toco con claqueta, la primera vez que toco con una batería de verdad-de las que suenan bien y no de esas que alquilan por horas junto con el local-. Y además soy la primera. Nadie puede grabar nada hasta que yo no haya hecho -bien- mi parte.

Debería estar tocando en lugar de escribiendo. Pero desde que el otro día leí a Eme parafraseando a Tom eso de que en esta vida hay tres clases de personas: las que saben contar y las que no, me quedé dándole vueltas. Y es que además de ser mi primera vez, al leerlo sentí como una revelación que soy de ese tercer tipo de personas. Me di cuenta de que algo raro pasaba conmigo cuando en un ensayo, Víctor dejó de tocar y me pidió que repitiera el ritmo que estaba haciendo. No era un tema improvisado, no acababa de empezar, ya lo habíamos tocado alguna que otra vez. Pero cuando paró la música y tuve que ponerme a repetir sobre la nada el ritmo que antes formaba parte de un todo, no fui capaz. No sé, no sé lo que estaba haciendo. ¿Puedes tocar un poco? Y tocó, y toqué. Y cuando me pidió que lo hiciera sola tenía que irme cantando por debajo, aunque nadie lo oyera, pero que siguiera formando parte de un todo. Y si en casa soy capaz de practicar los temas que vamos a grabar es porque los tengo en la cabeza, y van sonando conmigo. Y con lo de contar me pasa. Cuando toco no cuento. Cuando toco no pienso. Siento. Y me dejo llevar. Y me dice Eme que cuando grabe no piense, que me deje llevar, que así es como sale bien. Bueno, espero que tenga razón. Porque la semana que viene es la primera vez que grabo -con la inseguridad que acarrean siempre las primeras veces-, y encima soy de esa tercera clase de personas, de las que ni saben ni no saben contar.

Aunque en realidad, si me paro a pensar en cada uno de los que tocamos en Autumn Road, es posible que este ser banda del que formo parte termine llevando la heterodoxia hasta el delirio. Estoy impaciente.

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